La desaparición del Instituto Nacional de Migración (INM) por la Coordinación Nacional de Asuntos Migratorios y Extranjería (ConMéxico) no hace diferencias primordiales, lo importante es desvincular la política migratoria de la de seguridad nacional, consideró la maestra Jazmín Sánchez Estrada, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), plantel Azcapotzalco.
La académica del Departamento de Derecho, sostuvo que el asunto de la migración no se soluciona por un cambio de denominación o de fundamento jurídico, esto más bien es un distractor frente a un problema que se podría calificar como una crisis humanitaria, lo que en realidad resultaría sustantivo ante el contexto actual es determinante entender que se trata de un asunto ligado a razones humanitarias y no de seguridad nacional.
La académica planteó que “no es relevante cómo le denominemos y qué estructura de organización tenga el organismo que se vaya a encargar de la política migratoria, sino más bien qué facultades tendrá y qué elementos se le darán para que pueda ejercerlas”, manifestó.
En este mismo sentido, abundó en el hecho de que los actores que conducen la discusión tampoco resultan idóneos, pues al tratarse de una política gubernamental corresponde encabezarla a las Secretarías de Gobernación y, en su caso, a Relaciones Exteriores.
Sin embargo, “quien está hablando del tema es una organización de la sociedad civil –que si bien ha hecho un trabajo extraordinario, porque hay que decirlo: gran parte de la labor para proteger derechos no proviene lamentablemente de instancias oficiales– esto hace que surja un distractor al poner sobre la mesa un cambio de denominación que no soluciona lo esencial, pero que sí distrae de lo principal”.
La maestra Sánchez Estrada alertó que el término de extranjería no es positivo pues, el incendio registrado en el Centro de Detención de Migrantes, en Ciudad Juárez, que causó la muerte de 39 personas, es resultado no sólo de una política que asocia la migración a la seguridad nacional, sino que también deja en el discurso componentes que irrumpen en la estabilidad social cuando se alude a extranjero y, más grave aún, cuando se menciona la categoría de legal o ilegal.